Hace ya un tiempo que se aboga por un plan de fomento de las librerías independientes; este verano se presento un plan
de rescate en el Congreso de los Diputados con esa intención. La idea
es promover la compra de libros en establecimientos especializados y de
proximidad. Las características del mercado español en particular y de
cualquier mercado con el precio del libro regulado en general complican
bastante el asunto pero no implican que sea imposible hacerlo.
Antecedentes internacionales
Durante los últimos años han aparecido campañas de promoción de las
redes de librerías independientes en Estados Unidos, Reino Unido y
Alemania. Indies First es la campaña que la American Booksellers Association puso en marcha en 2013. Su carácter es permanente y organizan varios eventos durante el año, como por ejemplo el Indies First Day,
que tuvo lugar en mayo de este año, o fechas en las que cuentan con la
complicidad de los autores, como el próximo 29 de noviembre, en el Small
Bussiness Saturday.
Books Are My Bag fue la campaña que la Booksellers Association
británica lanzó a finales de 2013. De características muy parecidas a
la campaña norteamericana, promueve la colaboración entre editores,
libreros y autores para atraer a los lectores a las pocas librerías
independientes –menos de mil, con una ratio de librerías de 1,6 por cada
100.000 habitantes, la más baja de Europa– que quedan en el Reino
Unido.
La campaña alemana se inserta dentro de un movimiento con presencia en varios países, Buy Local,
que promueve la compra en todo tipo de establecimientos de proximidad,
no sólo librerías. A diferencia de las dos anteriores para formar parte
de la red Buy Local en Alemania las librerías –como el resto de tiendas–
deben pasar un filtro de calidad.
Las tres campañas promueven lo mismo pero mientras norteamericanos y
británicos cantan las excelencias de las pocas librerías independientes
que les quedan, en Alemania deben añadir un filtro cualitativo pues el
precio fijo que rige allí ha impedido que la libre competencia en precio
acabe con las de menor calidad –y con esto no quiero decir que esté de
acuerdo con el modelo anglosajón. Aún así, la alta tasa de lectura y la
moderada ratio de librerías –5,9 por 100.000 habitantes, la mitad que en
España– hacen que los establecimientos alemanes hayan mantenido siempre
un nivel medio bastante alto.
Cómo promover las buenas librerías independientes españolas
Mientras que norteamericanos y británicos no ponen filtros a sus
libreros para participar en sendas campañas porque ya son muy pocos los
que les quedan y los alemanes no necesitan ponerse muy estupendos pues
su ratio de librerías es moderada y la calidad media es aceptable, el
caso español es diferente.
Como afirmé hace tiempo en relación con los datos del Mapa de Librerías de CEGAL,
es posible que en España sobren hasta 2.600 librerías –de las 4.336
independientes y del total de 5.556– para entrar en ratios de media
europea. Además, tal como se desprende del análisis de los datos del
Mapa, la mitad de las librerías independientes apenas alcanza una
facturación de 150.000 € anuales. El tamaño, por si solo, no significa
nada y una prueba de ello está en las pequeñas pero magníficas librerías
que han abierto en Barcelona y Madrid. Un pequeño establecimiento con
un librero muy comprometido puede facturar menos de 150.000 € y salir
adelante con una oferta y servicio de admirable calidad.
Tampoco es eficaz una campaña que se limite a glosar las ventajas de
la idea platónica de librería, esa que nos inculcaron en el cole aunque
no leyéramos. Es el tipo de campaña que CEGAL impulsa desde hace tres
años, el Día de las Librerías.
Encomiable, sí, mejor que nada, también, pero de una profundidad
argumental algo parca y de una eficacia que se me antoja limitada.
Promover las librerías españolas de forma indiscriminada cuando su nivel
de calidad es tan diverso es jugar con fuego; si mi librería de
proximidad es impecable no necesitaré que me convenzan. Si es deleznable
me reiré de la campaña. Si compro mis libros en el Carrefour… ¿estamos
seguros que esta campaña significa algo para mí?
Por un plan de calidad que mejore la red de librerías
La red española de librerías adolece de problemas estructurales mucho
más graves que las redes alemana o francesa, mucho más saneadas y mejor
dimensionadas, ergo más eficientes. Ningún plan de promoción de las
librerías españolas debería ponerse en marcha sin asumir la necesaria
reconversión comercial y eso significa cribar aquellas que están
preparadas para sobrevivir de aquellas que parecen no estarlo. A corto
plazo no habrá negocio para todas y si debemos apoyar la red de
librerías con dinero público –atendiendo a su papel cultural y social–
debemos exigir un estándar mínimo de calidad.
No se puede prohibir a nadie que venda libros pero debemos separar
aquellos que merecen recibir ayuda de aquellos que no; luego la pericia
de cada cual hará el resto. Lo que propongo es un sistema de puntos,
parecido al que funciona en ciertas licitaciones públicas como por
ejemplo la subvención a la edición de libros (su problema no es su
escala de valoración sino cómo funciona, pero ese es otro tema); dicho
sistema otorga puntos a una serie de características de cada candidato.
La escala va de 0 a 100 puntos y la primera criba está en aquellos que
superan los 50 puntos; esos tienen derecho a recibir ayudas y cuantos
más puntos tienen más ayuda reciben.
En las subvenciones a la edición de libros las ayudas son directas y
en metálico pero para la promoción de las librerías la cosa debería ser
algo más refinada. Para empezar hay que crear una marca de calidad, un
sello que las identifique como librerías de primera (que puede estar
dividido en tres niveles como muestro más adelante). Para medir dicha
calidad podemos evaluar una serie de indicadores en tres grandes
apartados: el de la calidad del producto, la calidad comercial y la
calidad de la promoción cultural. Añadiremos un cuarto apartado,
opcional, con aspectos de mejora voluntaria.
La calidad del producto de una librería debe medirse de forma
indirecta pues no nos será posible juzgar los libros por su calidad
intrínseca. Aún así, hay indicadores cualitativos muy útiles:
- Ratio entre libros y superficie de venta: el número absoluto de libros no es un buen indicador, como tampoco lo es la superficie de venta, por eso es mucho mejor un coeficiente que relacione superficie y títulos. Cuanto mejor coeficiente –mayor aprovechamiento de la superficie– más puntos.
- Ratio entre libros de alta y baja rotación: cuanto mayor sea la proporción de libros de fondo, mayor debe ser el número de puntos.
- Grado de especialización temática: una mayor especialización implica un mayor riesgo comercial y un conocimiento mucho mayor de determinado nicho de mercado. Eso debe premiarse con más puntos.
- Variedad de la oferta de productos culturales: una librería ya es algo más que un almacén y expendeduría de libros. Cuanto mayor sea la oferta de productos culturales, mayor debe ser la cantidad de puntos.
- Espacios y/o servicios multifuncionales: léase sala de exposiciones, bar-restaurante, etc.
- Ser la única librería de la localidad: debemos apoyar las librerías de localidades pequeñas pues se enfrentan a riesgos mucho mayores que las de ciudades medianas o grandes.
http://scriptaverba.wordpress.com/2014/10/16/por-un-sello-de-calidad-de-las-mejores-librerias/
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