jueves, 27 de marzo de 2014

Octavio Paz en El Tiempo



El escritor Octavio Paz también es noticia para el periódico El Tiempo del día 27 de marzo del 2014, en su versión impresa; Harold Alvarado Tenorio nos comunica parte de la influencia que tuvo Octavio, como de su vida y de su escritura.



Octavio Paz cumpliría cien años



En 1914 nació el Nobel mexicano Octavio Paz. Harold A. Tenorio desentraña qué hay en su poesía.


T.S. Eliot, uno de los primeros poetas que leyó, le produjo a Octavio Paz (Mixcoac, 1914-1998) una gran impresión y le abrió las puertas de la poesía moderna. Eliot le habría mostrado la vía de reconciliación entre el mundo moderno y la tradición, enseñándole que el pasado está en el presente, el eterno ahora, donde en un instante confluyen ayer y mañana.


Paz nació y creció en una gigantesca casa donde su abuelo tenía una biblioteca de doce mil volúmenes. Un abuelo defensor de los derechos de los campesinos y autor de una de las primeras novelas mexicanas que tratan el tema. Su padre fue abogado y un influyente pionero en asuntos de reforma agraria, que acompañó a Emiliano Zapata durante la revolución y fue su representante en Estados Unidos.


A los diez años Paz estaba familiarizado con la literatura moderna de España y América, y con Novalis, Nietzsche y Marx. Estudió literatura en la Universidad de México pero se negó a graduarse, abandonando los estudios para ir a Yucatán donde fundó una escuela secundaria y descubrió por sí mismo el pasado de México.








Un par de poemas poemas de Octavio Paz:

Misterio

Relumbra el aire, relumbra, 

el mediodía relumbra, 

pero no veo al sol. 

Y de presencia en presencia 

todo se me transparenta, 

pero no veo al sol.

Perdido en las transparencias 

voy de reflejo a fulgor, 

pero no veo al sol.

Y él en la luz se desnuda 

y a cada esplendor pregunta, 

pero no ve al sol. 


Monologo 


Bajo las rotas columnas, 

entre la nada y el sueño, 

cruzan mis horas insomnes 

las sílabas de tu nombre. 

Tu largo pelo rojizo, 

relámpago del verano, 

vibra con dulce violencia 

en la espalda de la noche. 

Corriente oscura del sueño 

que mana entre rüinas 

y te construye de nada: 

amargas trenzas, olvido, 

húmeda costa nocturna 

donde se tiende y golpea 

un mar sonámbulo, ciego. 




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