sábado, 16 de noviembre de 2013

Carlos Obregón por Santiago Espinosa.

Errancia en el misterio
Frente a la imagen de Carlos Obregón no hay palabras definitivas. Su obra es un viaje soterrado por las regiones del misterio, un tránsito sostenido hacia el exilio total, como la planta que, al dar sus mejores hojas, se disuelve en el vértigo, dejándonos la incógnita en el lugar donde alumbró la vida.
Buscó, creyó. Viajó por el mundo y a través de sí mismo. Dejó una estela de fragmentos como único testamento, y luego alcanzó el camino del silencio. Pareciera que el poeta, coherente con la estética de sus poemas, nos hubiera dejado tras su paso una oleada de misterio: que las circunstancias de su vida estuvieran cifradas en los versos difusos de sus poemas. Contrario al resto, Obregón deja el registro de sus viajes interiores como la única prueba de sus andanzas por el mundo. Borra los accidentes de una vida para dejarnos la esencia: sacrifica la anécdota y la máscara para legarnos su plenitud existencial.


http://www.hojablanca.net/botellasdenaufrago/2012/08/14/carlos-obregon-las-plegarias-del-trashumante/

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