martes, 18 de noviembre de 2014

Una dieta mediterránea musical

Una dieta mediterránea musical

El mar mediterráneo refleja su importancia en el arte que inspiró. Su caudal sonoro mostrará los alcances en enero, durante el Cartagena Festival Internacional de Música.

Una dieta mediterránea musical

























La única dieta que es considerada patrimonio cultural por la UNESCO es la llamada mediterránea que incluye muchas verduras, aceite de oliva y, para placer de muchos, vino. No sé qué tan efectiva sea esa dieta pero el Festival Musical de Cartagena, que tendrá lugar en enero, ha querido presentar el equivalente en música de ella y estará centrado en música inspirada o sugerida por esa extensión de agua que los romanos se apropiaron y bautizaron mare nostrum. El Mediterráneo toca las costas de tres continentes y ha sido el centro histórico de muchos de los eventos que forjaron la humanidad. Desde la reina de Saba que lo atravesó para visitar al rey Salomón, pasando por griegos y fenicios y culminando con las civilizaciones de Cartago y de Roma. Las repúblicas marítimas de Italia, en especial Venecia y Florencia, donde comenzó la ópera y que fue cuna del Renacimiento obviamente eran mediterráneas, y batallas como la de Lepanto, donde se frenó el expansionismo musulmán confirman que el Mar Mediterráneo es uno de los sitios geográficos de mayor importancia en la historia del mundo.

Esa importancia se refleja en el arte que inspiró, con pinturas maestras, literatura inolvidable y mucha música, que es precisamente la que el Festival de Cartagena mostrará en poco tiempo, entre el 6 y el 15 de enero. Se nota que quien ha escogido los programas sabe mucho de eso, ya que muchas de las referencias al mar Mediterráneo y los países que lo bordean, son tangenciales. No se diga nada del impresionante acervo popular de griegos, judíos y turcos, que estarán presentes en el evento sino de obras como, para citar un ejemplo, el Concierto Quinto para violín de Mozart, que no muchos saben que por sus alusiones a esa música es apodado “Concierto turco”. De hecho, la música en el estilo turco tuvo mucha presencia en la Europa de los siglos XVIII y XIX y por eso está en la programación la Sinfonía Milutar de Haydn que en uno de sus movimientos imita las características de dicho estilo. Egipto está presente con el Quinto concierto para piano de Saint-Saens que es conocido como Concierto Egipcio, y Grecia inspiró a Ravel para su ciclo vocal de Melodías griegas. Los gitanos, que tuvieron al Mediterráneo como centro de actividad inspiraron a Manuel de Falla para su gran espectáculo danzado con canto El amor brujo, también habrá música de los compositores venecianos en especial Vivaldi. Igualmente se anuncian obras contemporáneas inspiradas en ese mar y hasta un programa variado que bautizaron De Estambul a Nápoles, que incluirá música tradicional turca y moderna de la zona.
Los intérpretes son de primera categoría e incluye la Famosa Orquesta Mahler (que fundó Abbado), el pianista François-Joel Thieller, diversos conjuntos de cámara además de músicos con instrumentos tradicionales.
Sin embargo, a pesar de lo interesante del concepto musical, creo que lo más importante de ese festival no son sus conciertos sino los proyectos adyacentes. Ellos incluyen una serie de talleres cobre mantenimiento y reparación de instrumentos musicales, un grupo de clases magistrales para estudiantes avanzados a cargo de algunos de los más importantes participantes en la programación y fuera de esto algunos de los conciertos serán gratuitos para que la parte menos favorecida de la población pueda ser parte del festival. Además habrá prácticas profesionales en campos como grabación de sonido y técnicos de luces y de escenografía para producciones teatrales.
En resumen se nos dará una dieta mediterránea musical, no para adelgazar sino para que el espíritu se llene hasta colmarse.

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